¿Cuánto cuesta un inspector de viviendas y qué incluye su servicio?
El inspector de viviendas es un profesional poco conocido en el sector inmobiliario, pero su labor puede marcar la diferencia entre una compra exitosa y una experiencia llena de complicaciones para el comprador. En Carolina Balista te explicamos en qué consiste esta profesión y por qué es clave antes de adquirir una vivienda de segunda mano.
La tarea principal de un inspector de viviendas es revisar minuciosamente el estado de una propiedad antes de que se realice la transferencia de la misma. Este experto ofrece una evaluación imparcial y técnica, identificando posibles fallos o problemas que podrían no ser visibles a simple vista. Aunque generalmente son los compradores quienes contratan estos servicios, los vendedores también pueden beneficiarse, ya que les permite conocer el estado real de la vivienda y evitar que surjan problemas posteriores, como reclamaciones por defectos ocultos.
Las inspecciones de viviendas no son obligatorias, a menos que se estipule lo contrario en el contrato de compraventa, aunque siempre son recomendables. A diferencia de una tasación, cuyo objetivo es determinar el valor de la propiedad, la inspección se enfoca en su condición física y estructura.
Contar con un inspector de viviendas antes de comprar una propiedad puede ser fundamental. Estos profesionales, muchas veces arquitectos, tienen los conocimientos técnicos necesarios para identificar problemas que podrían implicar gastos adicionales si no se detectan a tiempo. Gracias a su informe, el comprador puede negociar un mejor precio o, en algunos casos, decidir no adquirir la vivienda. Además, el informe puede proporcionar un estimado del coste de las reformas que se deseen realizar.
Los inspectores revisan varios aspectos esenciales de la propiedad, como la estructura (cimientos, paredes, techos), la seguridad (sistemas contra incendios, alarmas), las instalaciones eléctricas y de plomería, así como los electrodomésticos. También comprueban el estado de las superficies exteriores, los sistemas de calefacción y refrigeración, y otras áreas como el garaje, el sótano y la buhardilla.
El precio de una inspección varía dependiendo de la empresa y las características del inmueble, pero generalmente se encuentra entre los 300 y 400 euros para viviendas de segunda mano y alrededor de 250 euros para inmuebles comerciales.